ME LO PONES FULL

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Autor: Inés Muñoz Aguirre

domingo, 3 de octubre de 2010

CAPITULO 4


El voto de Osman José, fue voto de fiesta, correspondía a una mitad. El voto de Perucho también. Reflejo de la otra mitad. Aquel lunes en la mañana se encontraron temprano bajando del barrio; Osman para el estacionamiento donde guarda el autobús y Perucho para la casa del partido. Se saludaron efusivamente el uno al otro.  Los dos tenían que celebrar, aunque no sabían muy bien porque, tenían claro que algo había cambiado y que los de un bando y del otro comenzarían de nuevo a saludarse. Como ocurría cuando unos eran blancos y los otros eran verdes. Cada quien iba a su marcha, pero después bebían todos juntos.
Las calles estaban casi vacías porque la gente se había trasnochado esperando los resultados de las elecciones. Osman estaba claro; si no salía a trabar no comía.  Así que día tras día emprendió su recorrido a las cinco en punto de la mañana – Hijo - decía su madre – deberías salir un poco más tarde, por el peligro pues…por ahí anda mucho bicho malo suelto. Osman sonreía, para disimular, no porque nos sintiera miedo cada vez que salía de la casa.
La semana fue más o menos tranquila. El trataba de acostumbrarse  a la ruta que iniciaba en la Rómulo Gallegos a  la altura del Marqués, atravesaba toda la avenida y frente al Parque del Este se montaba en la Francisco de Miranda hasta Chacaito.  A veces, escuchaba la radio, pero si quería estar al tanto de todo lo que pasaba, prefería escuchar a los que se montaban en el autobús. Que si Borges dijo que Capriles es el candidato; que si el Presidente regañó a una periodista; que si los palos de agua están acabando con los pobres, que sin los muertos del fin de semana son como la guerra; que si todos los del partido se dan cuenta de que el pueblo se arrechó menos el presidente y aquel – ¡Tu a mi no me gritas, carajo! Que le hizo clavar los frenos  y tratar de ver por el retrovisor lo que estaba sucediendo.
Aquella noche decidió comprar una cartulina donde escribió “Aquí no se habla de política”. Estaba harto – Cualquiera se cansa de esta vaina; unos tiran pa´un lao y los otros tirán pa´otro y eso no nos interesa; aquí lo que hace falta es que se dediquen a trabajá. ¿O será que ninguno de ellos anda por estas calles llenas de huecos?
Algunos pasajeros veían raro el cartel, cuando se detenían a pagar. Osman tomaba el dinero indiferente. No estaba dispuesto a aceptar ni el más mínimo reclamo. El sonido de la corneta del autobús que estaba parado al lado logró sobresaltarlo - ¿Qué fue, qué pasó mi hermano? – Gritó a voz en cuello por la ventana. Encima se le trataba de colear. En el descuido se montó en el autobús un hombre mayor, delgado, con un sombrerito de cogollo tapándole el escaso cabello que le quedaba. Una pequeña caja colgaba de su pecho, sujeta por una gran cinta a ambos lados…

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